lunes, noviembre 07, 2005

Laila y Zacarias . . . y Zack

Zacarías, el simpático sacapuntas azul y su bella Laila Lápiz,la espigada joven de cera, eran la pareja más querida del estuche, era evidente su mutua felicidad. Se conocieron hace unos meses, cuando empezaba el año escolar,pero todo esto se vió interrumpido el día que llegó Zack, un imponente sacapuntas de metal con una actitud arrogante pero interesante que inmediatamente llamó la atención de Laila Lápiz.

El sabio compás que tenía años y años en el estuche lo notó de inmediato y advirtió a su ami-go Zacarías de que si no hacía algo al respecto podría perder a su amada. Zacarías lo ignoró, juraba que el amor que existía entre su dama y él no podría ser interferido por nada ni nadie, pero su misma confianza le jugó sucio un día, cuando notó que Laila tenía la punta más afila-da de lo normal.

“No lo puedo creer! Estuviste con ese idiota!, cómo pudiste hacer algo así?” la pobre mucha-cha no dijo nada, pero era evidente que era cierto, Zacarías estaba furioso.”El no te quiere como yo, el sólo te usa para sacarte punta y luego dejarte!”. Laila estaba asustada y confundi-da, había roto el corazón de su príncipe literalmente azul.

“Qué tiene el que no tenga yo? Dime!” gritaba Zacarías histérico por lo ocurrido. En ese mo-mento Zack llega y lo interrumpe. “ Oye, no molestes a la joven, la vida es corta, mucho más la de los lápices. Y una Lapiz tan bella como ella necesita un sacapuntas fuerte, cool y ergo-nómico; no un estúpido útil escolar de niños, azul, redondo y hasta medio boto”.

“A ella nunca le faltó nada!” le decía,”pregúntale si su punta no estuvo siempre afilada y nítida. Nunca encontrarás alguien como yo Laila, ya modelos como yo ni los hacen, es más, sabes qué? Eres una mal agradecida!. Quédate con tu enano de metal, yo estaré bien sin ti!”. Y de un salto, el redondo sacapuntas salió del estuche para nunca más volver ante la mirada atónita de lapiceros, borras, felpas y portaminas que vivían en aquel estuche.

Así pasaba el tiempo, el rumor se propagó por todas las gavetas, y esquinas de la casa. Mientras que la esbelta Laila vivía tranquila con su nuevo amor obligándose a si misma a ignorar el pasado, pensar que nunca ocurrió y vivir feliz con su nuevo amor, pero todo empezó a cambiar, ya Zack no era como antes, se veía oxidado y encima la trataba mal, hasta que un día Laila ya no soportó más, se abrió completamente y expresó todos esos sentimientos que la devoraban y que salían desde lo más profundo de su carbón.

Laila decidió que no podía seguir esa relación, Zack era demasiado frío. “Yo no puedo estar toda mi corta vida con alguien tan duro!” se decía a si misma. También reconoció y expresó ante el asombro de Zack, que extrañaba la cálida fricción del plástico azul de Zacarías, así que decidió después de una larga pelea, que saldría del estuche y emprendería una búsqueda para recuperar a su Zacarías antes de que se gastara su vida útil y muriera en un zafacón.

El camino de Laila se sentía incierto, ni ella misma estaba segura de su destino. Avanzando de forma lenta pues debía mantenerse escondida de los niños, sus dueños, para que no la descubrieran y la pusieran de vuelta en el estuche. Se escondió entre libros, detrás de peluches y hasta duró días atrapada sin poder salir en el bolso de la ropa sucia.

Las esperanzas de Laila empezaban a agotarse, se sentía cansada, su cubierta amarilla estaba toda rayada y abollada, su borra sucia, no podía más. Decide que ya no le importa nada “que me lleven los niños y me boten!” pensó, así logró llegar hasta un gavetero que estaba en una de las habitaciones y se puso justo frente al espejo, al lado de una cartera de mujer para que alguien la viera y se la llevara de ahí.

De repente Laila escucha una voz familiar, como la de Zacarías, lo duda, piensa que quizás es ella que está alucinando, pero no, oye detenidamente, se acerca a la cartera que estaba junto a ella y escucha varias voces, y entre esas la de su Zacarías. “Hey!” gritó e inmediata-mente todas las voces pararon, los objetos en el interior de la cartera debieron creer que era una persona que venía, Laila se asomó dentro de la cartera y dijo en voz baja “Zacarías?…”. “Laila??” se escuchó salir de ahí adentro, y brincó desde el interior de la cartera su adorado Zacarías, ahí estaban uno frente al otro después de tanto tiempo.

Laila brillaba de felicidad y corrió hacia su amor. “Hey!, no te me pegues!”, gritó Zacarías con voz firme. “pero que pasó mi amor?, he venido porque te quiero, quiero que volvamos a estar juntos?”. “jajajajaja, no gracias” le respondió.

A Zacarías ya no le interesaba Laila para nada, ni se acordaba de ella, ahora vivía en un estuche de maquillaje y estaba rodeado de Lapices y delineadores, bellisimas, y sofisticadas. Todas lo amaban y lo apreciaban, así que la dejó allí abandonada medio a medio de un gavetero como un dia lo dejaron a el.

3 comentarios:

K. D. Leonardo dijo...

Jajajajajaja!! super bueno, parece la historia de unos muñequitos para discovery kids...

Layra Giovanna dijo...

hahahahaha! muy cool!

Unknown dijo...

barbaro.. muy buena tu novela de objetos animados!!jeje:D